La ciudad reposada
Foto por Matthias Ripp |
Una ambulancia ulula en la ciudad fantasma. Redoblan los corazones de las almas heridas, lloran las aceras. Los niños no descansan, pues se saben inmortales en estas noches quedas. Hace días que los escaparates se recogieron, a ver pasar a algún viandante furtivo y ocasional. Las calles están vacías, impacientes de bullicio. El tiempo anda detenido por siglos: se regodea en los minuteros y las conciencias. Por cada esquina, plaza, bulevar, se respira una calma amenazadora y triste. Es la paz de los camposantos, de los cien avemarías que reza una vieja sin descanso, en esta dilatada e inmemorial tarde de domingo sin distinción. Los insomnes presienten el aleteo de la muerte, su codicioso revoloteo, antes de que repose sus afiladas garras sobre el alféizar de una ventana próxima. Remonta el vuelo la carroñera ave, quién sabe lo que decidirá mañana. Por esta vez, prosigue su camino. Se debió marchar, en pos de esa ambulancia que ya pasó de largo...
Silencio, inocencia que nadie vió llegar, debilidad protocolar que nos recuerda que el mundo es gigante y nosotros alfileres de un telar ..
ResponderEliminarNiños aprendiendo a crecer de nuevo..
Abrazos miguel..
Volando cerca como un buho.
Gracias, Buhito, por pasarte y comentar. Un abrazo para ti también.
EliminarEl tiempo anda detenido ...se regodea en los minuteros y las conciencias.
ResponderEliminarComo cuando éramos niños y los veranos eran eternos... Tal vez estemos en la infancia de algo nuevo.
Cuídate. Un abrazo Miguel.
Una excelente y amable imagen la que me ofreces, Loles: efectivamente, volvemos a las largas pausas de los veraneos en el pueblo. Un abrazo para ti también.
Eliminarque lindos comentarios de gente bella
ResponderEliminarSí lo son. Gracias por pasarte y comentar. Un saludo.
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