El perrillo flaco

Perro caminando por la playa, a contraluz
Foto por tsaiian
Como en el sofá gastado de casa me he acomodado en ti, y ya no hay manera de encontrar otra horma que me encaje mejor...

Pero siento que unas cuantas migajas no me bastan, dos de cada tres días, para saciar el hambre que de ti tengo; por eso ando flaco de espíritu, e igual retraído de carnes...

Meneo el rabo como un perrillo hambriento ante la primera mujer que hasta mí se acerca, para ofrecerme un mendrugo de pan. Bien desatado me tienen, las indecentes propuestas de deseo... Mas si me ensueño con placeres desacostumbrados, ahí apareces tú, para contravenirme y distraerme; acudes presto a mi pensamiento, y me envuelves en tu círculo, vicioso e inorgásmico.

Incapaz soy, de vencer a la fuerza centrífuga que me tiene atrapado, la de tu círculo. En realidad, no sé si quiero escapar de él. Porque, como en el sofá gastado de casa, me siento cómodo en ti, y más o menos encuentro el sustento, en esas cuatro o cinco migajas que me das, dos de cada tres días...

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