En la cloaca
Atascado. Estás obstruido. Necesitas una musa que desempolve un pedacito de tu magia. Te hace falta algún tipo de ente o duende que te encante, que te eleve, que en tu mente ponga aceite lubricante, que active el mecanismo de tus neuronas oxidadas.
Algo debe preocuparte, lo intuyo, lo sé. Tus pensamientos adormilados no se derraman, están embalsados en un charco pestilente que no fluye. Mejor deberías dedicarte a deambular por los parajes remotos de los versos malos, o entrenarte haciendo largos en una ciénaga de palabras soeces. Pero prefieres dedicarte a otros asuntos, malgastar tu tiempo con lindezas y sandeces poco instructivas y reiterativas, reintepretadas y tan repelentes como un niño redicho y rimbombante. Sabes que así llegarás a ninguna parte, serás nada, quedarás convertido en un vejestorio que vegeta entre vegetales desabridos sin aroma ni gusto.
¡Qué más da...! ¿Por qué tanto empeño en parecer y perecer entre chufas masticadas sin sustancia? Sinsabores de la vida, melocotones o duraznos rebajados a diez céntimos la pieza, guisantes, chícharos o arvejas endurecidos por una cosecha postergada. Un potosí es lo que darías por encontrar un camino, pero si nada tienes, nada vales, y a nada llegas. Te conduces a un abismo sin sentido, consentido, aburrido, adocenado, absorbido, abominable, anquilosado, y más que nada, aniquilado antes de nacer. Estridente, mastodóntico, neurasténico. Una marisma amariconada amarillenta, sin caricias de brisa ni de mar. Amor sin amada. Ambrosía de fiambre de todo a cien, así es tu vida, tan apetecible como el chóped en un cóctel fino, abandonada entre el caviar y el paté "de fuá". ¡Zás, zás!: zascandil que todo lo enredas por pura manía de enredar. Te amilanan las beatas neoliberales y las extremas izquierdas, siempre acorralado entre fuerzas tan dispares de la insensatez humana...
¿Acaso endulza una naranja amarga? Quizá busques darle algún sentido a lo que no lo tiene, pues así es tu ser, esa es tu tara de fábrica. O tal vez deberías dejarte llevar... Flotar como una nube, como un pajarillo que se lanza en picado en pos de un mosquito, como un trozo de mierda navegando en la cloaca. Recuerda disfrutar del viaje mientras las ratas te observan desde la orilla... ¡Y pierde el rumbo por una vez en tu vida, no temas enfermar de insolación! A fin de cuentas, en las alcantarillas, jamás penetra la ternura de los rayos de sol...
Algo debe preocuparte, lo intuyo, lo sé. Tus pensamientos adormilados no se derraman, están embalsados en un charco pestilente que no fluye. Mejor deberías dedicarte a deambular por los parajes remotos de los versos malos, o entrenarte haciendo largos en una ciénaga de palabras soeces. Pero prefieres dedicarte a otros asuntos, malgastar tu tiempo con lindezas y sandeces poco instructivas y reiterativas, reintepretadas y tan repelentes como un niño redicho y rimbombante. Sabes que así llegarás a ninguna parte, serás nada, quedarás convertido en un vejestorio que vegeta entre vegetales desabridos sin aroma ni gusto.
¡Qué más da...! ¿Por qué tanto empeño en parecer y perecer entre chufas masticadas sin sustancia? Sinsabores de la vida, melocotones o duraznos rebajados a diez céntimos la pieza, guisantes, chícharos o arvejas endurecidos por una cosecha postergada. Un potosí es lo que darías por encontrar un camino, pero si nada tienes, nada vales, y a nada llegas. Te conduces a un abismo sin sentido, consentido, aburrido, adocenado, absorbido, abominable, anquilosado, y más que nada, aniquilado antes de nacer. Estridente, mastodóntico, neurasténico. Una marisma amariconada amarillenta, sin caricias de brisa ni de mar. Amor sin amada. Ambrosía de fiambre de todo a cien, así es tu vida, tan apetecible como el chóped en un cóctel fino, abandonada entre el caviar y el paté "de fuá". ¡Zás, zás!: zascandil que todo lo enredas por pura manía de enredar. Te amilanan las beatas neoliberales y las extremas izquierdas, siempre acorralado entre fuerzas tan dispares de la insensatez humana...
¿Acaso endulza una naranja amarga? Quizá busques darle algún sentido a lo que no lo tiene, pues así es tu ser, esa es tu tara de fábrica. O tal vez deberías dejarte llevar... Flotar como una nube, como un pajarillo que se lanza en picado en pos de un mosquito, como un trozo de mierda navegando en la cloaca. Recuerda disfrutar del viaje mientras las ratas te observan desde la orilla... ¡Y pierde el rumbo por una vez en tu vida, no temas enfermar de insolación! A fin de cuentas, en las alcantarillas, jamás penetra la ternura de los rayos de sol...
Oh! ¿Te dije alguna vez que me gustas un montón? Jjajaj Pues eso, que me gusta usted caballero ;) Un abrazo grande
ResponderEliminarY a mí me gusta que le guste. A ver si encontramos un rato para el acostumbrado paseo, y de paso nos ponemos al día. Abrazos...
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