Templaíto, templaíto
¡A ver si me prestas un poco de atención! Alguno dirá que estamos ya mayores, pero hoy nos tenemos que lucir, ¡que no se diga! Mira cómo está el tendido, lleno hasta la bandera. ¡Por mi madre, que en la Gloria bendita esté, que vamos a callar la boca a más de uno, y a más de dos! Tanto torerito de salón pero que luego, a la hora de la verdad, no se atreve a arrimarse. Si me haces caso, si haces todo tal y como lo hemos ensayado, te prometo que esta tarde, tú y yo, salimos por la puerta grande. ¡Te repito que a más de uno vamos a dejar, como aquel que dice, con el rabo entre las piernas!
¡Anda, ven pa'ca, y déjame que te apreste la chaquetilla, que la llevas algo deslucida! Esto está a punto de empezar, no vayas ahora a perder la calma. En cuanto lo tengas enfrente lo envuelves en un pase redondo, y vas a ver cómo lo tienes en tus manos. ¡Recuerda, no le vayas a perder la cara! Tiene ojos de manso, pero si te descuidas, a la menor oportunidad es capaz de herirte. Está más que resabiado... En cualquier caso, no vayas a perder la calma. Ya sabes que me tienes ahí, a tu lado, y si te tengo que hacer el quite, pronto acudo a echarte un capote.
¡Recuerda, sácalo a los medios, que se note quién manda aquí! Nada de andar trasteando en los aledaños del tendido, cerca de esas cuatro mustias amargadas que se creen entendidas pero que, a la hora de la verdad, sólo saben ver los toros desde la barrera. Hazme caso: lo sacas a los medios, en todo el centro, que te vea todo el mundo. Primero lo engatusas con cuatro pases bien daos, y cuando lo tengas encelao, me lo llevas templaíto, ¿eh?, eso, bien templaíto.
¡Mira, ya suenan los primeros timbales y clarines! ¡Por fin empieza el pasodoble! ¡Ahí lo tienes, puntual, como siempre, y qué figura trae, qué empaque el suyo...! ¡Se le ve tan gallardo, y tiene unos andares, que me pierdo…! ¿Ves qué ojos de manso tiene? ¡Pero recuerda, no le pierdas nunca la cara! Mantenle la distancia, y no te vayas a confiar. Yo, la otra tarde me descuidé, y en cuanto vio la oportunidad me dio un pellizco en todo el culo… ¡Viejo descarado…! ¡Menudo es...! ¡Ése sólo te quiere enchiquerar, para lo que tú ya sabes...! ¡Mira, el del clavel en el ojal que lo acompaña es su amigo, el Manolo! Descuida, yo me encargo de él. Pepe es, esta tarde, todo para ti. ¡Ya nos han visto, saluda! ¡A la faena, y suerte! ¡Y recuerda, Pilar!: arrástralo a los medios y lúcete. Y sobre todo, llévalo templaíto, ¿eh?, llévalo templaíto…
¡Anda, ven pa'ca, y déjame que te apreste la chaquetilla, que la llevas algo deslucida! Esto está a punto de empezar, no vayas ahora a perder la calma. En cuanto lo tengas enfrente lo envuelves en un pase redondo, y vas a ver cómo lo tienes en tus manos. ¡Recuerda, no le vayas a perder la cara! Tiene ojos de manso, pero si te descuidas, a la menor oportunidad es capaz de herirte. Está más que resabiado... En cualquier caso, no vayas a perder la calma. Ya sabes que me tienes ahí, a tu lado, y si te tengo que hacer el quite, pronto acudo a echarte un capote.
¡Recuerda, sácalo a los medios, que se note quién manda aquí! Nada de andar trasteando en los aledaños del tendido, cerca de esas cuatro mustias amargadas que se creen entendidas pero que, a la hora de la verdad, sólo saben ver los toros desde la barrera. Hazme caso: lo sacas a los medios, en todo el centro, que te vea todo el mundo. Primero lo engatusas con cuatro pases bien daos, y cuando lo tengas encelao, me lo llevas templaíto, ¿eh?, eso, bien templaíto.
¡Mira, ya suenan los primeros timbales y clarines! ¡Por fin empieza el pasodoble! ¡Ahí lo tienes, puntual, como siempre, y qué figura trae, qué empaque el suyo...! ¡Se le ve tan gallardo, y tiene unos andares, que me pierdo…! ¿Ves qué ojos de manso tiene? ¡Pero recuerda, no le pierdas nunca la cara! Mantenle la distancia, y no te vayas a confiar. Yo, la otra tarde me descuidé, y en cuanto vio la oportunidad me dio un pellizco en todo el culo… ¡Viejo descarado…! ¡Menudo es...! ¡Ése sólo te quiere enchiquerar, para lo que tú ya sabes...! ¡Mira, el del clavel en el ojal que lo acompaña es su amigo, el Manolo! Descuida, yo me encargo de él. Pepe es, esta tarde, todo para ti. ¡Ya nos han visto, saluda! ¡A la faena, y suerte! ¡Y recuerda, Pilar!: arrástralo a los medios y lúcete. Y sobre todo, llévalo templaíto, ¿eh?, llévalo templaíto…
Impresionante! Metafora torerera de la Fiesta Nacional en las fiestas de los pueblos. Me han gustado las frases cortas y la puntuacion. Quiza demasiada exclamacion. Enhorabuena!
ResponderEliminarJe, je, me alegro de que te haya gustado. No sé cómo ni por qué me surgió este tema sobre jubiladas en el baile y los toros. Creo que porque en el curso vamos a desayunar donde los jubilados.
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