Síndrome de diógenes
Cada vez que hago una compra guardo la bolsa de plástico por si luego me sirve para algo. El otro día observé que con esta manía había almacenado ya un montón de bolsas. Reflexioné. Caí en la cuenta de que nunca iba a necesitar tantas bolsas. Me imaginé a mí mismo como un mendigo con síndrome de Diógenes, acumulando basura y cosas absurdas en los años de mi vejez. Hice un repaso mental por otras cosas absurdas que guardo y que probablemente nunca me vayan a hacer falta.
El caso de más terrible desorden por acumulación es mi ordenador. Almaceno en los discos duros y en repetidas copias de seguridad en CDs y DVDs cualquier descarga que hago. Guardo música, películas, programas, fotos, documentos... Cualquier descarga probablemente la pueda conseguir en un futuro fácilmente desde Internet. Además, en el futuro las descargas presentes se habrán quedado obsoletas y las tendré que sustituir por otras más modernas. Sin embargo, acumulo montones de archivos por si algún día me hiciera falta.
Lo material me atrae y me domina sólo en parte. Pocas cosas me interesan en el presente. Pero soy esclavo de la duda de que pudieran serme útiles en el futuro. Es hora de vivir con lo prensente y guardar sólo un poco, lo imprescindible, para luego. Eso, o de lo contrario, enfrentar la vejez rodeado de basura inmunda de dudosa utilidad.
El caso de más terrible desorden por acumulación es mi ordenador. Almaceno en los discos duros y en repetidas copias de seguridad en CDs y DVDs cualquier descarga que hago. Guardo música, películas, programas, fotos, documentos... Cualquier descarga probablemente la pueda conseguir en un futuro fácilmente desde Internet. Además, en el futuro las descargas presentes se habrán quedado obsoletas y las tendré que sustituir por otras más modernas. Sin embargo, acumulo montones de archivos por si algún día me hiciera falta.
Lo material me atrae y me domina sólo en parte. Pocas cosas me interesan en el presente. Pero soy esclavo de la duda de que pudieran serme útiles en el futuro. Es hora de vivir con lo prensente y guardar sólo un poco, lo imprescindible, para luego. Eso, o de lo contrario, enfrentar la vejez rodeado de basura inmunda de dudosa utilidad.
Me encanta esa reflexion que hiciste, de no acumular cosas innecesarias, o quizas algunas veces pueden ser necesarias,pero es mejor dsfrutar del presente y no vivir agobiados por el dia de mañana.
ResponderEliminarCuando uno vive con lo necesario es feliz, la superabundancia de cosas te agobian
Gracias por tu apreciación, anónimo, aunque te diré que te conozco por la letra, je, je. Un saludito, y vetepor la sombra...
ResponderEliminarBuenas, genio.
ResponderEliminarComo siempre, muy bien escrito.
Esa melancolía del urbana siempre logra atraparme.
Un saludo
Gracias májete, tú sí que escribes bien; un saludito...
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